Estados Unidos enfrenta una preocupante racha de accidentes aéreos tras confirmarse este viernes la muerte de 10 personas en el siniestro de un avión de la compañía Bering Air en la zona occidental de Alaska. Este es el tercer accidente grave en poco más de unas semanas.
El primer incidente ocurrió en Washington, donde un avión comercial colisionó con un helicóptero militar, dejando un saldo trágico de 67 muertos. Días después, un avión médico privado se estrelló poco después de despegar en Filadelfia, provocando la muerte de siete personas. Ahora, la tragedia se repite en Alaska con el siniestro de un Cessna Caravan, un turbohélice monomotor, que viajaba desde Unalakleet y nunca llegó a su destino.
El avión desapareció el jueves por la tarde mientras cubría la ruta hacia Nome. Según David Olson, director de operaciones de Bering Air, el aparato despegó de Unalakleet a las 14:37 (hora local) y perdió contacto con las autoridades menos de una hora después.
Las condiciones climáticas en la región eran adversas, con nieve ligera, niebla y temperaturas de ocho grados bajo cero, según informó el Servicio Meteorológico Nacional. La Guardia Costera confirmó que el avión fue localizado a unas 34 millas (54 kilómetros) al sureste de Nome y a 12 millas (19 kilómetros) de la costa.
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar las causas del siniestro, en medio de la preocupación por la seguridad aérea tras esta sucesión de tragedias. Se espera que la Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) lideren las pesquisas para esclarecer los hechos y evaluar posibles medidas preventivas ante la creciente preocupación por la seguridad en el espacio aéreo estadounidense.